Aprender a descifrar lo que tu interlocutor quiere decirte
es algo que se puede convertir en todo un arte con determinadas pesonas. Muchas
veces se intercambian verbos y en estos reside el quid de la cuestión. El verbo
“deber”,por ejemplo, si se intercambia por el verbo “gustar” o más
concretamente por la frase “como a mi me gusta” da muy buenos resultados a la
hora de comprender a determinados individuos incapaces de distinguir entre lo
que se les ha dicho que hicieran y sus deseos personales.Los que más pagan el
pato,desde luego son ellos,pero este tipo personas atrapadas en las opiniones
de otros suelen de gustar de poner orden,lo que les hace las veces tensarse y
parecer impopulares cuando realmente lo que les va por dentro es un importante
acojone a pensar por ellos mismos y decir lo que piensan y sienten.
Todos conocemos más de cerca o de lejos a personas
así,suelen enfadarse bastante,dicho sea de paso,ya que la sensación de
indefensión que deben sentir les debe de tener contentos.El no sentirte dueño de
tus palabras y pensamientos debe de joder de una manera especial. Ser el muñeco
de un ventrílocuo invisible que te susurra al oído ideas de segunda mano muy
problemente te haga,ya te estés dando cuenta o no,retorcerte por dentro como un
gusano al que queman con una lupa.Sentirte usado por otros que puede que ni
concozcas no le hace gracia a nadie.
Para el espectador que es capaz de presenciar este
espectáculo tan antiguo como la misma sociedad,la mejor cosa que puede hacer es
abrir los ojos y las orejas y tratar de aprender,para que la próxima vez que se abra la temporada de rebajas de ideas de ocasión te asegures que no se te
cuela ninguna en casa.
Un saludo.
Gael.