Trabajar la capacidad de decisión todos los días, y no posponer aquello que crees que debes hacer, es uno de los pocos ejercicios que no debes dejar de realizar siempre que la situación se presente.
Todo tiene un precio y una recompensa y sólo tomando decisiones y enfrentándose a ellas pagas los precios y recibes la recompensa. Sólo así creces y aprendes. Sólo así te adaptas al cambio viajando con él como con un buen compañero de viaje.
¡Un abrazo fuerte!
Gael
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