lunes, 9 de agosto de 2010

SOLO COSAS



Cada país posee su bandera.La de tu país es como la cara de una persona que conoces desde hace tiempo,no exactamente como uno de la familia pero con ella si compartes cierta relación de familiaridad .La llevas viendo toda la vida y sus colores significan algo que conoces.

Muchas personas rechazan la bandera de su país por las connotaciones y analogías que de ella pueden extraerse.Es cierto que se relaciona con el pasado y presente de tu país y eso hace que muchas veces errores y comportamientos inaceptables manchen lo que solo es un trozo de tela coloreada que le pone rostro a esa porción de terreno que identificas en el mapa como tu casa.

A parte de esto también me vienen a la mente momentos deportivamente gloriosos en los que nadie sintió ni un ápice de rechazo a este elemento identificativo.Pero este símbolo representa el territorio en el que naciste en todo momento, no aleatoriamente.No le doy mucha ni poca importancia, solo intento darle la estrictamente justa.

Imaginemos que un día me da por ensalzar la compota de manzana de mi madre y decir que es la mejor del mundo.Acto seguido salgo a la calle con un frasco de este dulce postre e invito a que los transeúntes la prueben y me den su opinión.Al que me contesta que le encanta le considero una bellísima persona de una inteligencia y buen gusto excepcional, y al que me contesta con reservas le doy un sonoro sopapo y le considero una piltrafa humana.Creo que todos estaremos de acuerdo en que este comportamiento es digno de un verdadero gilipollas incapaz de empatizar con nada que no pertenezca a su diminuto,pobre en matices y hermético mundo.

En este caso nadie echaría la culpa a la compota ¿no?.El único responsable de mis actos sería yo y no hay mucha más vuelta que darle. La compota seguiría conservando el mismo sabor siendo su portador una persona de maneras refinadas y elegantes o un mamarracho de las características anteriormente citadas.No se si estamos de acuerdo.

Banderas,compotas,imágenes,símbolos y figuras de todo tipo. Absurdo es,a mi modo de ver,hacer responsable a objetos inanimados de acciones realizadas por el hombre.La diferencia,vista con respeto,sin prejuicios ni miedo,enriquece a todos.

Un abrazo inmenso!!

Gael

1 comentario:

  1. Reconozco que la compota de manzana me parece uno de los mejores símiles que he oído sobre "la bandera". Y no lo digo por el aspecto o la testura, sino por tu reflexión (inmensamente ejemplarizante). Sin embargo, desgraciadamente, no ha podido cambiar mi forma de pensar en torno a las banderas. Tal vez necesite una estancia larga en algún país extranjero, de comida dudosa y poca expresividad en las caras, para darme cuenta de la importancia de las banderas. Pero a día de hoy mi convicción es clara. Hasta la fecha las banderas sólo han contribuido a ocasionar luchas en honor a unos colores que sólo han generado enfrentamientos entre vecinos, amigos, familiares... No voy a escribir ningún sermón a cerca de la historia de nuestro país, prefiero quedarme con paisajes, olores y colores, antes que con las telas de las banderas. Aun así, se puede estar orgulloso de un país, identificarse con una cultura, con una gran victoria futbolística, pero sin necesidad de hacer grandes aspavientos, ni enaltecer ningún sentimiento que atente o pudiese atentar contra el vecino de enfrente (soy el primero que creo y disfruto con la Roja).
    Se puede querer y echar de menos a un país. Y la mejor forma en la que lo he visto retratado ha sido en palabras de Federico Luppi. En Martín Hache decía que estuvo a punto de volver a Buenos Aires y dejar Madrid porque echaba de menos los techos (tejados). En Madrid son muy lindos, decía, son regulares, rojos, casi perfectos. En cambio, en Buenos Aires son desiguales, feos, viejos....

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